17 de septiembre de 2010

Se originó la lucha

El viento soplaba fuerte, se le escuchaba gritar,
las flores que me miraban de color querían cambiar, 
y aquel banco que era nuestro, donde solíamos quedar, 
se estremeció en un lamento en un suspirar.
La duda se hacía frágil poco a poco al esperar.
Todo, todo daba vueltas, todo, todo daba igual. 
Y notando que las fuerzas se me podían escapar,
fui convirtiéndome en piedra, piedra de cristal. 
Y llegaste tú. Tu sonrisa me invadió. 
Esclavo por un momento me vi remando en tu corazón. 
Tengo que decirlo, ¡no quiero su amor! 
Tengo que decirlo, ¡no quiero su amor! 
Y se originó la lucha dentro de mi corazón,
mi alma que te comía y el pensamiento que no.
¿Cómo voy a decirle a la más bonita flor,
que sus besos en mis labios ya no encienden la pasión?
La mentira por testigo, tampoco quiso faltar,
manteniéndome a mi mismo, no queriendo flaquear,
pero no puede aguantarlo, y mi piedra de cristal
se deshizo en un suspiro cuando quise hablar.
Tu boca mi preferida, envidia de los demás,
se derretía en mi mente cuando hablabas sin parar. 
Me hice amigo de mis ganas, fui queriendo flaquear,
y las dudas que dudaban en su malestar. 
Y llegaste tu, tu sonrisa me invadió,
esclavo por un momento me vi remando en tu corazón.
Tengo que decirlo, ¡no quiero su amor! 
Tengo que decirlo, ¡no quiero su amor! 
Y se originó la lucha dentro de mi corazón,
mi alma que te comía y el pensamiento voló.
¿Cómo yo puedo decirle a mi pobre corazón,
que voy a matar la vida de mi más preciado amor?

1 comentario:

  1. Hacía tiempo que no me pasaba por aquí...
    Y veo que poco a poco, todos actualizamos cada día menos.
    Pero seberías seguir, porque tus textos son cada uno distinto, cada uno genial, cada uno marca y deja huella, de veras.

    ResponderEliminar